Los casinos actuales han sabido reinventarse, y continúan siendo uno de los epicentros principales de la vida cultural de los municipios. Actualmente estos espacios se han convertido en centros de reunión cultural, donde no solo tienen lugar los pasatiempos arquetípicos propios de los casinos, unas actividades que ya pueden disfrutarse desde la comodidad del sofá. Disfrutar de la veterana ruleta, versión francesa o americana, las populares tragaperras con sus diversas temáticas o incluso el simple pero eficiente blackjack con sus variantes según Betway. Estas actividades se encuentran plenamente implementadas dentro del universo virtual y no hace falta desplazarse hacia un espacio presencial. En Galicia también tenemos este tipo de centros, y hoy queremos poner un valor uno que destaca por su antigüedad: el Casino de Carballo. El edificio ha vivido un periplo burocrático que no ha conseguido acabar con su existencia. En el centro de la ciudad, encontramos un edificio amarillo que llama la atención por su escala cromática. Dentro encontramos el Casino 1899, que presenta en su fachada todo tipo de posters y carteles que dejan entrever una gran actividad cultural. Los inicios de la Sociedad Recreativa del Casino se ubican en 1899, aunque el edificio que actualmente ocupa la sede social data del año 1924. Fue en esa fecha cuando la sociedad se estableció en este nuevo emplazamiento. En sus inicios se trataba de un club selecto donde solo podían acceder personas determinadas. Pero con el paso del tiempo se fue abriendo a la ciudadanía hasta convertirse en lo que es en la actualidad: un club abierto donde todo el mundo puede disfrutar de la difusión y la promoción cultural. El municipio genera muchas noticias culturales, y es interesante disponer de un espacio donde puedan ser expuestas algunas de las creaciones.
La nueva directiva del Casino está conformada por gente joven que entiende cuál debe ser el papel de este edificio. A finales del año pasado se celebró el Mercarte, una actividad tradicional que antes se organizaba en la plaza de Abastos de Carballo. Este cambio intentaba que la actividad tuviera un nuevo impulso, ayudando a la promoción de artistas locales que ponen a la venta sus productos. También tuvo lugar un pequeño vermut, un taller dedicado a los jóvenes, y un concierto final de Elvis Negro, que ya ha actuado otras veces en el municipio.
El evento ayudó a que la gente entrara en contacto con el espacio y conociera de primera mano todas las iniciativas que invitan a su conservación ya su promoción. También a que los habitantes locales entendieran la importancia estratégica e histórica en relación a conservar estos equipamientos urbanos. Esperamos que por muchos años pueda seguir siendo uno de los edificios más destacados del municipio, junto a otros referentes como el Pazo de la Cultura o el Museo de Bergantiños.
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