«Vale a pena soñar en Buño». Así hablaba Luciano García Alén, médico compostelano y etnógrafo, sobre la Olería de Buño en 2008. Ésta puede ser su mejor carta de presentación, en boca de uno de los estudiosos más reconocidos de la olería en Galicia. La antigüedad de la Olería de Buño es difícil de precisar. Algunos especialistas se remontan a la prehistoria, según los restos arqueológicos hallados en la zona, pero lo cierto, según dejó escrito Luciano García Alén en Os Oleiros —el primer trabajo riguroso publicado sobre el tema en Galicia— es que es muy probable que el torno alto fuese conocido en la Galicia castrexa durante la romanización y que se perdiera posteriormente en la oscuridad medieval. A partir del siglo XIX se exporta cerámica por mar a Francia e Inglaterra, en cuyas aguas han sido hallados restos de Olería de Buño en pecios hundidos. Aunque, realmente, nunca ha dejado de ser un producto de venta local. Hasta bien avanzada la segunda mitad del siglo pasado —casi hasta 1970—, la comercialización de la cerámica de Buño se llevaba a cabo por xalleiros, arrieiros, escardeleiras (mujeres que compraban loza defectuosa, la reparaban y la revendían) y los propios oleiros. Los arrieiros eran intermediarios del propio Buño que llevaban las olas en carros tirados por mulas hasta A Coruña y Betanzos, Baio, Muxía y Vimianzo y regresaban cargados con otras mercancías, sobre todo, vino. Los xalleiros eran vendedores ambulantes de la comarca de Xallas que acudían a Buño en busca de cerámica para distribuir por las ferias. En 1969, se celebraría la primera Exposición de Alfarería de Buño en aquella Casa de la Cultura coruñesa que hoy alberga el Arquivo do Reino de Galicia y en 1979 nació ya en su propio local de Buño la Mostra de Olería Según García Alén: «Los oleiros fueron los más humildes entre las gentes campesinas, como correspondía a los más pobres en tierras. Recurrían al penoso trabajo del barro y se mantenían en la tradición oleira familiar para llenar su despensa y espantar el hambre del año, cambiando sus vasijas por productos del campo. Como no poseían tierras, eran despreciados por los propietarios de terrenos, aunque más de un oleiro ha hecho con la venta de sus cacharros más dinero que los campesinos en las ferias. De ahí el dicho popular: “Non te burles do oleiro, que da terra fai diñeiro”». (laopinioncoruna.es, 2008) En 2007 la Olería de Buño recibe la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes. Lo que ha servido para relanzar una alfarería artesanal, abriendo una puerta a su continuidad en el futuro. Hoy en día, gracias a la unión de la tradición, la técnica actual y la formación artística que muchos de los artesanos tienen, la continuidad de la Olería de Buño, parece asegurada. Fuente: Pelouro Artesanía Fotografía: Páxinas Galegas
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Marzo 2022
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