Agraciada en el reparto de una naturaleza exuberante, la Costa Verdescente de Eduardo Pondal invita a rendirse ante sus encantos. Su perfil agreste y la fuerza del océano han salpicado sus costas con naufragios y tragedias así como con los que, dicen, son los mejores percebes del mundo. FISTERRAFisterra, el finis terrae para los antiguos romanos, que deseaban asomarse al fin del mundo cautivados por su singularidad geográfica, la más occidental por ellos conocida. Nos atraerá su condición auténticamente marinera, reflejada en la pujanza de su lonja y de su puerto, a donde nos dirigimos. Desde aquí interpretamos que el núcleo antiguo del pueblo creció en anfiteatro sobre él. Por eso parece que sus edificios de galerías blancas que miran al mar suben como trepando, ayudados de cuestas y escaleras. Para comer, lubina, pulpo o navajas Antes de la exploración detallada de la villa os aconsejamos comer en cualquier parrillada o bodegón del puerto. Aquí se exponen cartas completas de los mariscos y pescados frescos y de temporada. Podemos degustar una lubina a la brasa a pie de playa, un pulpo a la parrilla o navajas a la plancha, aquí llamadas longueiróns. Al estilo tradicional o de autor, las cocinas trabajan siempre con producto autóctono. Para reposar la sobremesa os proponemos un paseo más calmado por el puerto, que a estas horas es un goteo continuo de embarcaciones de palangre, de nasas o de betas que regresan con la pesca. Podemos comprobar la agilidad con la que los marineros, con las cajas de pescado en brazos, ascienden por las escaleras que suben de la playa. Y luego acompañarlos a la lonja para la subasta. La lonja de Fisterra, además de ser una extensa y moderna edificación de cristal y aluminio azul, tiene la particularidad de ser la primera turística de Galicia. Esto favorece la observación privilegiada y cenital de sus animadas pujas. Os recomendamos afinar bien el oído para escuchar los precios, cantados a velocidad vertiginosa. MUXÍAEn Muxía conoceremos una tradición centenaria, los últimos secaderos artesanales de congrio que quedan en Europa. Desde el siglo XV utilizan este método para tratar este manjar que terminó por ser la enseña de la cocina en Calatayud, a donde se sigue exportando. El motivo fue la especial relación comercial entre ambos pueblos que se remonta a aquella época. Los bilbilitanos proporcionaban las cuerdas de cáñamo a los pescadores para amarrar sus barcos y éstos les pagaban con congrio seco. El aspecto de los secaderos de congrio nos impresionará. Son estructuras elaboradas con troncos de madera entrecruzados, a modo de jaulas, llamadas cabrias. Sobre ellas se extiende o cuelga el pescado, previamente limpio y agujereado para que la acción combinada del sol y el viento del Atlántico lo cure.
El santuario de A Virxe da Barca Los dos secaderos están en el mismo entorno del santuario de A Virxe da Barca, sustentados en sus grandes rocas, lo que nos facilita la visita a este lugar mágico donde acuden miles de romeros. Por tradición bajaremos a la Pedra de Abalar, un megalito de 9 metros de largo que se balanceaba cuando las gentes se subían en él, y a la Pedra dos Cadrís, así conocida por su forma de riñón. Famosa es la leyenda de que cura dolencias reumáticas si se pasa nueve veces bajo la misma. Tras la visita, os recomendamos cualquiera de las marisquerías y restaurantes del puerto o del centro del pueblo. Una empanada de maíz a base de congrio o en guiso es una excelente elección. |
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Marzo 2022
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